La maestra la miró con sorpresa y le preguntó:
- ¿Por qué no levantaste la mano?
- Porque yo no apoyo al PRI, señorita.
La maestra, extrañada, preguntó de nuevo:
- Y si no simpatizas con el PRI, entonces ¿con quién simpatizas?
La niña, muy tranquila, respondió:
- Con el PAN. - respondió orgullosa la niña.
La maestra exclamó:
- ¿Cómo es que puedes ser PANISTA?
- Mi madre es panista, mi padre es panista, y mi hermano también es panista. ¡Por eso yo también soy panista! -remató orgullosa y convencida, la pequeña.
- Bueno -replicó irritada la maestra-, pero eso no es motivo para ser panista.
Tú no tienes por qué ser lo que son tus padres. Por ejemplo, si tu madre fuera prostituta y drogadicta, tu padre vago, alcohólico y traficante, y tu hermano ladrón y corrupto, toda tu familia fuera conflictiva, peleonera y huevones, entonces, ¿tú que serías?
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