Te pensaba conmigo en los viajes, y viajamos en sueños,
Te sentía mi cómplice en mis juegos,
De esos juegos para los que ya estoy viejilla, como muchos dicen, tu serías un ser muy especial, y lo fuiste.
Llegaste al fin, a la vida de tu abuelita, o sea yo, nos volteaste de cabeza, a todos nos volviste locos, y si, viajaste conmigo, tu primer viaje lo hicimos juntos, pero de un hospital a otro, y fue cuando nos separaron.
¿Dónde lo llevan, donde estoy? Me quedé perdida entre un mar de gente adolorida, amaneció y de ti nada, tu madre grave, tu padre y tu abuela Lute con ellos.
Y yo esperando, y esperando y cuando al fin se llega la hora, que ¿queee?, que no me dejan verte, me siento impotente,
Mi sangre dispersa, en ciudades distintas, en hospitales distintos, pero no debemos temer, somos Dios y yo, y él sabrá que es mejor.
Cumpliste un mes, y me regalaron una vista tuya, desde lejos, sin hablar, sin que nadie me viera… te vi, ¡parecías un jaboncito de tocador!, totalmente rosa, pero cuando menos tu madre y tu padre podían estar contigo, tu y yo éramos otro rollo, ya nos conocíamos.
Todo mundo bromeamos tanto con tu apodo, porque al fin tu nombre era Ramiro.
Cuando te pude volver a ver, ¡Por Dios!, casi tiro un grito, grito que se atoró en mi garganta, ¡mi TARKINO!, que le pasó, era una bolsa de líquidos retenidos, tus ojos no se volvieron a abrir, pero abuela tenía que ser fuerte, aunque a veces soy tan mala actriz y no se fingir.
Mi Tarquino, no me mira, mi Tarquino no toca mi mano, mi tarquino, no me sonríe.
Hubiera querido morir ese momento, pero si tú eras fuerte, como no iba a serlo yo,
Cada visita, oramos, tomados de la mano.
Te cambie un pañal, espero no haberte lastimado, ya no soy buena para eso,
Te peine, eras muy hermoso, te acomodaba las orejas, se te podían quedar torcidas.
Cuando me dijeron que tenías daño cerebral, no me importo, pensé trabajare más, pero no será pesado, si eres de las tres personas que más he amado, por ti lo que fuera, como por tu madre y su hermano.
Que podías quedar ciego, no importa, leeremos en braille, y leeremos muchos libros, que podrías quedar sordo, no importa haremos señas, y cantaremos igual, que podrías quedar tonto retrasado o cerebralmente mal, que importa, si los genios están locos, ¡serás, un genio!, y si Dios no te permite moverte, ni comer ni ser tu mismo, los brazos de abuela son fuertes, y lo harán por ti.
Pero no sucedió así, después de que tu y yo hablamos tanto, te he recordado, que te amo, y que por nada del mundo me olvidare de ti, que te respeto, y con lágrimas en los ojos te hablé de mi milagro, porque ¡sé que tu podías hablar con Dios!, porque sé que tú me entendías.
Mi milagro fue:
-Te quedas o te vas, ponte de acuerdo con papa Dios, y que te quite tanto sufrimiento, que te de el milagro de tu salud o el milagro de tu liberación, y ¡me escuchaste! ¡Me moviste tu pie derecho!
Sé que me dijiste adiós en ese momento, solo esperaste a tus padres y te fuiste.
¡Gracias bebe!, gracias por partir así, dejándonos una extraña sensación de paz y mil anécdotas que contar de tu corta estancia en esta dolorosa vida.
Mis respetos caballero, digno nieto de su abuela.
Podríamos pensar en el vacío que me deja tu partida, mas sin embargo, me has llenado de tanto que no te sé explicar, te extrañare mucho, mucho, mucho, pero solo a tu cuerpo lastimado, porque tus pasitos, creo que junto a mi ya los he escuchado.
Abuelita te ama Ramiro Gaytan Flores "Tarkino"
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