Se dice que una persona hace tiempo se disculpaba por no querer venir a Mier, diciendo así: No voy a Mier porque allí si no me hacen un verso me ponen un apodo.
Tambien se cuenta que un recién llegado a la ciudad sentenció: ¡a mí no me pueden poner apodo porque no tengo cola que me pisen!
Y desde entonces le dicen ¡EL JOLINO!
(Extraido del libro "Mier un pueblo mágico por la gracias de su historia" de Enrique Maldonado Quintanilla")
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